Indiferencia

La ciudad parpadea a kilómetros. No hay ruido, solo una música que no me abraza ni me empuja. Solo flota, como la noche.

Cómo desde lejos todo parece pequeño, delicado. Pero desde cerca, todo es inmenso… y sin alma.

La ciudad como una maqueta viva, como un algoritmo perfectamente ejecutado, sin consciencia de su propia existencia.

De lejos, parece un recuerdo de papel. De cerca, una maquinaria demasiado vasta para sentir algo por los que la habitan.

«En ella nadie eres», dijo mi padre una vez. Pero tampoco soy papel. Soy quien lo observa arder en silencio.

Quizá el universo nunca me responda. Pero al menos sé que, esta noche, fui capaz de escucharlo en su indiferencia.