Elixir
Una tigresa, envuelta en una piel de fresa;
una dama, que cautivó mi alma en la cama,
una divinidad, que obligó a retroceder la edad,
una musa, que me inspiró esta declaración intrusa.
Su voz impecable es una caricia en mis oídos;
su aroma tenue, cautivante, estimula mis gemidos.
Su silueta perfecta enaltece a la geometría;
su carisma inspira, no una, si no mil poesías.
Hiciste gratificante \"la casualidad\" de existir;
en medio del caos reinante, me sació tu elixir.
Tal vez no tendré nunca ese momento repetido…
Continuo sosegado por el breve tiempo coincidido…