Detrás de cada sonrisa
hay un mini yo cortando cables esenciales.
¿El primero que cortó? No me acuerdo.
Pero el de la felicidad se fundió hace tiempo.
Antes, todo estaba organizado, bien iluminado.
Ahora soy un enmarañado de cables sin sentido.
Mis sistemas fallan.
Estoy saludable, pero todo falla ahí dentro.
Y ahí está él, en el acantilado de su creación.
Me mira. Me dice que esto solo termina
cuando yo deje de sentir.
Solo quiero que pare.
Que el mini yo vuelva a jugar conmigo
y deje de usar las tijeras.