Anya

Amar como quien vive en poesía

¿Cómo podría aceptar un amor de migajas,
si las migajas no son más que una ilusión ciega?
Yo no nací para amores pequeños,
porque la persona que más amé
me enseñó a amar como quien vive en poesía.

Un amor que despierta con el amanecer,
que arde cálido como el fuego del atardecer,
que se escribe en los versos más bellos
y enseña lo que es el amor verdadero.

Un amor que, como las flores,
soporta las tormentas más fuertes,
pero permanece firme,
esperando la próxima primavera.

Un amor que hace creer,
incluso en la ausencia,
porque amar —
ah, amar es exactamente eso:
seguir amando.