Cuando miro al cielo oscuro de la noche
recuerdo las hermosas palabras q comprtíamos de una bonita relación
donde la inocencia de la juventud no conocía la triste realidad de la vida,
amara quien no nos ama.
Aún después de madurar y entender esta dura verdad
las lágrimas y la tristeza todavía recorren por mi rostro y mi alma,
mi corazón roto casi colapsa por la agonía de no tocarte, y sentir tu dulce rechazo.
Porque aunque tus labios me dicen que todavía soy una persona importante en mi vida
tu corazón mira hacia otro lado, este dulce rechazo es más amargo que la verdad de que ya no me amas.
Aunque lo sé, no quiero verlo, o peor, no aceptarlo,
porque en mi mente todavía están marcados a fuego vivo los hermosos momentos
que le dieron color a mi vida, estos recuerdos son los que no me dejan olvidar tu dulce voz,
tu piel de seda, el perfume de tu cabello y personalidad de niña pequeña.
Por esto cada vez que recuerdo mi presente y vuelvo a él,
al precenciar que desapareciste junto a los colores que le diste a mi vida,
la presión que ocasiona en mi pecho es tan profunda que penetra más allá de mi alma,
la presencia de tu ausencia hace que pierda la cabeza,
hace que te busque en el fondo de mis recuerdos, porque en este mundo
no encuentro tu existencia, solo una mujer que pareces tú, pero no es la dulce niña
de 14 años que me ablandó el corazón.
Aunque compartíamos buenos momentos juntos, la lejanía de tu corazón
y la dolorosa verdad de que ya no seremos más que amigos, que nunca más podré
besarte, saber que no sentiré mas el calor de tu cuerpo, saber que tus abrazos no
van a protegerme de mis demonios, saber que volveré a ver mis paisajes grises...
saber que ya no me amas significa la destrucción de mi alma.